Desvelado
voy por la ciudad,
desatando nudos limitantes.
Estoy anegado de mí,
no soy sino eco,
sombra, cicatrices.
En la calle, el silencio
abre su mano
de yeso y cemento.
Busco lo naciente
y sólo encuentro
carteles apagados;
y la crecida barba
de la noche.
Y nadie. Nada.
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